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Deliciosos platillos mexicanos

Turista en tu propia tierra

miércoles, 6 de octubre de 2010

¿Estás depre porque no puedes salir de vacaciones? Antes de llorar contesta esto: ¿qué tanto conoces tu ciudad?

Siempre que vamos a algún sitio nuevo nos preparamos para la visita: averiguamos los precios de los museos, los puntos de interés, compramos guías o las bajamos de internet… todo para ir bien preparados. Pero ¿cuántas veces hacemos lo mismo en nuestro lugar de residencia? Seamos honestos, visitamos lo museos locales en la primaria y sólo porque nos obligaron, rara vez vamos al centro, si a caso, a alguna boda, a comprar fayuca o porque vino alguien de visita y "hay que pasearlo".


Por lo mismo, seguramente nos hemos perdido de grandes atractivos, así que les propongo ser turistas ¡en casa! Y si vives en un pueblito pequeño, lánzate a la aventura a la capital de tu estado, te saldrá mucho más barato que alguna otra opción.


¿Están listos?


Para empezar, lo más adecuado sería informarte: busca por internet los principales atractivos o acércate al módulo de información turística. Si puede, también carga algún mapa en donde venga la historia del lugar… o ¿a poco te lo sabes de memoria?


Averigua si existen tours gratuitos en los principales edificios, ¡nunca se sabe! Que no te dé pena decir que vienes "de aquí", cuando te pregunten "¿de dónde nos visita?" Verás que te convertirás en la atracción cuando les digas que quieres conocer mejor tu ciudad.


¿Qué tal un safari fotográfico? Si te gusta la fotografía, sal a retratar tu ciudad. Estoy segura que la verás con nuevos ojos: observa a través del lente las esquinas (literalmente), los parques, las plazas públicas y la gente. Captura momentos y esculturas, retablos de iglesia y murales.


Investiga las ferias y fiestas de las poblaciones cercanas. Es decir, si eres de Morelia, ¡no puedes perderte la Noche de Muertos en Tzintzuntzan!, o si vives en León, ¡el Cervantino en Guanajuato!


Domingo prehispánico: ¿qué te parece que algún domingo te lances a la zona arqueológica más cercana? Por ejemplo, si vives en Oaxaca, apunta Mitla para el próximo fin, ¡verás qué maravilla! (y en muchos sitios, el domingo es gratuita la entrada.)


¿Qué tal tomar el tranvía que recorre el centro histórico? Sí, quizás te cueste entre 50 y 120 pesos el recorrido, pero será una buena experiencia. Y si te quieres ver más audaz, busca los que son temáticos: de leyendas, de rutas específicas (como el de cantinas en D.F.), etcétera.


Organiza con tus amigos el tour "mis lugares favoritos". Que cada uno planee uno y sea el guía. Vas a aprender sobre el lugar y sobre tu cuate. Yo siempre llevo a mis amigos a conocer "el lugar donde nací y viví por 12 años" y es la Calzada Fray Antonio de San Miguel, en Morelia. Les enseño dónde estaba el hospital donde mi mamá me dio a luz, mi primaria y mi secundaria. Y de paso visitamos la famosísima iglesia de "San Diego" (Santuario de Guadalupe), donde todo mundo se casa y es una muestra clarísima del arte Churrigueresco de la Nueva España.


Exposiciones temporales. Quizá ya conoces los museos locales, pero durante el año habrá alguna muestra temporal que valdrá la pena. Fíjate en el periódico qué hay o de plano, averigua en el mismo museo. Abre los ojos, te encontrarás que en vallas, la cartelera de la esquina y hasta en el espectacular de por tu casa hay anuncios que nunca volteas a ver.


Si vives en Ciudad de México te recomiendo que vayas poco a poco: divide la ciudad y haz cosas distintas en los lugares que más te gustan. Por ejemplo, si te encanta la parranda en Xochimilco, ahora visita el centro de la delegación, ¡que es Patrimonio de la Humanidad! O, por ejemplo, si eres amante del cine, arma tu ruta de locaciones de "aquí se filmó": ve a dónde estuvo la producción de "Sólo con tu pareja", "Amores perros" o "Salón México", ¡aprovecha que vives aquí!


Utiliza la tecnología a tu favor: foursquare. Únete a esa comunidad y conoce los mejores restaurantes, bares y demás del lugar donde vives… ¡todo a través de tus twitteros favoritos!


¿Ya te dieron ganas de hacer algo diferente este fin de semana? ¡Qué esperas! Carga tu bonita dotación de papas Chip's (incluye las nuevas "Fuego") para tener mucha energía en el camino.


Gracias por acompañarme durante este mes a recorrer México. Para cualquier duda, queja o sugerencia, me encuentras en www.mxroks.com o sígueme por Twitter (@crislata). ¡Ha sido un placer!


¡Hasta pronto y genial viaje!


 
Imagen: cc 2.0 María Cristina Mendoza Alcázar
Publicado en: www.papaschips.com

De vacaciones a los mejores festivales de México

martes, 28 de septiembre de 2010

¿Cuántas veces hemos viajado a una ciudad para asistir a un concierto? ¿cuántas otras hemos estado de visita y buscado la cartelera cultural para saber “qué hacer” esa tarde o noche?

Pues quizás lo que hemos estado haciendo es turismo cultural sin darnos cuenta y ¡qué buena forma de conocer nuestro país y nuestras costumbres! No sólo me refiero a ir a las ferias anuales de cada localidad sino a conocer lo que sucede, lo que gusta, mueve y decora nuestros imaginativos, nuestras paredes, nuestros muros mentales y hasta nuestros parques y Centros de Convenciones. 

CC 2.0 Carlos de las Piedras

¿Sabías que hay más de 400 festivales en México al año? Y hablo de música, cine, danza, gastronomía, literatura, historia, ¡etcétera! Así que te propongo que en esta ocasión nos vayamos de viaje a eventos que ocurren una vez al año y que exaltarán alguno de nuestros sentidos y nos enseñarán más sobre México y el mundo. 

Año con año nacen más festivales que no sólo nos ofrecen una posibilidad de experimentar algo maravilloso también genera actividad en la industria turística y les da trabajo (y esperanza) a artistas regionales, artesanos, agricultores y hasta ¡mercadólogos!

Así que aventurémonos a las nuevas propuestas, a nuestra historia y a… ¡lo mejor de lo mejor!

++ La feria de ferias: San Marcos, en Aguascalientes, desde 1828, y se puede ver de todo… lo que se ve en una típica feria regional en México. Así que si entre abril y mayo tienes tiempito, agarra tus chivas y prepárate para vivir una ciudad enteramente dedicada a una fiesta.

++ El lunes que a todo mundo sí le gusta: La Guelaguetza. Dos lunes de julio Oaxaca celebra sus danzas tradicionales, además de sus costumbres, comida y, por supuesto, su internacionalmente conocido mezcal. Ah, y que no se me pase un pequeñito detalle: la elección de la flor más bella del ejido, o en ese caso, la Reina Centéotl o Diosa del Maíz. 

++ El de los chiquitos: Festival Expresión en Corto. En San Miguel de Allende y Guanajuato y en pleno verano este es el paraíso para los cineastas que experimentan con cortometrajes. 

++ El multifacético: Festival Internacional Cervantino: ¿sabías que en 1988 fue declarado “Patrimonio Cultural de la humanidad” gracias a su importancia y diversidad? Una gran cantidad de artistas y disciplinas se presentan cada año, teniendo un invitado internacional y otro nacional en cada edición… nada mal para un evento que comenzó en las plazas con estudiantes representando los entremeses de Miguel de Cervantes Saavedra. Y bueno, octubre no es octubre sin Cervantino. Punto. 

++ El (segundo) más leído del mundo: Feria Internacional del Libro de Guadalajara. La famosísima FIL es la feria del libro más grande ¡del mundo! Imaginen más de mil 600 casas editoriales presentes, 40 países representados. Y para todos los que amamos los libros: ¡alrededor de 300 presentaciones de nuevos títulos durante el evento! Este año será del 27 de noviembre al 5 de diciembre.

++ El excéntrico: La noche de los rábanos. El 23 de diciembre floricultures y hortelanos hacen figuras, bisutería y esculturas de… rábanos.

++ El de las proyecciones al aire libre: Festival Internacional de Cine de Morelia. En octubre una de las ciudades más bonitas de México (voy voy voy) recibe a lo mejor del cine nacional e internacional, ¡es toda una fiesta de pelis y más pelis! También hay talleres, mesas redondas y, mi favorito: las proyecciones en exteriores. Este es uno de los Festivales que no debes de perderte. 

++ El chilanguísimo: Festival de México en el Centro Histórico. La capital del país ofrece lo mejor de las artes escénicas y visuales en medio de un sin número de actividades académicas e infantiles en exteriores, museos, iglesias, centros culturales, etcétera.

++ El prehispánico: cumbre Tajín, en Papantla, Veracruz. En marzo las tradiciones prehispánicas se adueñan de parte de nuestro país. ¿Qué mejor estado para esta celebración que el mágico Veracruz, en donde vuelan los hombres?

++ El de hip hip: Feria Nacional del queso y vino en San Juan del Río y Tequisquiapan, Querétaro. No es muy grande pero puedes disfrutar de deliciosos quesos y de excelente vino nacional. Claro, un pretexto para visitar Querétaro y sus plazas.

++ El de cine con sabor mexicano: El Festival Internacional de Cine de Guadalajara. Uno de los mejores organizados y más reconocidos, que siempre trae lo mejor de la cinematografía nacional.

El que aún puedes disfrutar:

- El que todo mundo está esperando: Corona Music Fest 2010, con músicos geniales como James y Pixies el 16 de octubre.

Otros festivales más:
El festival Internacional de Música Sonofilia, en Guadalajara. En diciembre se presentan figuras como Björk, Ratatat, Claude Von Stroke.
El Festival Internacional de Títeres de Morelos, que durante el mes de agosto reúne a titiriteros, actores, músicos, bailarines y directores de México y el extranjero.
El glotón Festival del Mole, en Puebla, un imperdible para los amantes de la comida mexicana.
Festival de Monólogos, en Nuevo León, ¡inesperado!
Festival del Desierto del Altiplano Potosino.
Festival de Música y Danza Janambre, en Tamaulipas.
Los festivales de Jazz de Playa del Carmen, Campeche y Morelia.
Festival Internacional Música y Escena del Distrito Federal.
Festival Internacional Música y Escena del Distrito Federal.

Generalmente los festivales son ocasiones únicas para tomar cursos, clínicas y talleres, asistir a presentaciones de libros, de películas y hasta presenciar estrenos de espectáculos o canciones, todo por vez primera al público.

Como verás, en México hay muchísimo que ver, así que adiós pretextos y ¡venga! A cultivarnos un poco… ¡y a divertirnos más!



Texto publicado en: www.papaschips.com.mx. Septiembre 2010.

Ideas para que nuestro viaje sea único

martes, 14 de septiembre de 2010



Por fin nos hemos decidido por un lugar, ya sea solos o acompañados tenemos nuestro destino elegido, ahora, ¿qué sigue?
Bueno, yo te aconsejo que tomes en cuenta estos sencillos puntos y agregues los propios (y nos los compartas) para que tu viaje sea espectacular e inolvidable.
¿Listos? ¡Lancémonos a la aventura!
Primero, adquiere tus boletos de autobús con anticipación y pregunta si tienen descuentos para estudiantes, maestros y para gente de la tercera edad. Aunque no lo creas, lo que nos ahorremos en el pasaje será significativo para el presupuesto global que tengamos.
Si decidiste viajar en automóvil, asegúrate de tener un buen mapa de las carreteras de la república, en cualquier librería o tienda departamental donde vendan revistas lo encontrarás. Es básico. Asegúrate que tu coche esté en buenas condiciones para salir en carretera. No olvides tu dotación de Chip’s para hacer delicioso tu recorrido.
Antes de salir a carretera, busca dónde dormir. Si llegas a casa de amigos o familiares, pregunta bien la dirección y las indicaciones para llegar sin problemas.
Si no tienes mucho presupuesto, quédate en un youth hostel u “hostal juvenil”, que son albergues donde por unos cuantos pesos, rentas una cama o un cuarto, dependerá de tu gusto. Cada vez hay más hostales en nuestro país (afortunadamente) y son bastante económicos (calcula entre $100 y $200 por persona, por noche). Un tip: si viajan en bola, quizás les convenga rentar un cuarto de hotel de 3 estrellas o un cuarto triple o cuádruple en un hostal, ¡es más barato!
Si tienes buen presupuesto para el hospedaje, piensa en la zona de la ciudad que te conviene. Yo siempre recomiendo en el centro o cerca del lugar que te interese conocer.
POR FAVOR, aprende a empacar. No te sirve de nada llevar tu plancha de ropa si vas a un hotel 5 estrellas o llevar tu traje de baño si vas a acampar al desierto, ¡sé honesto! No lleves 45 mudas “por si acaso…” entre menos cargues, mejor. Además, así guardas lugar para las compritas.
Ya en el lugar: ubícate. Pregunta cómo te puedes mover y qué te conviene: caminar, andar en camión o taxi. Aunque lleves auto, a veces es mejor dejarlo en el estacionamiento del hotel y aventurarte por la ciudad. Consigue un mapa en las oficinas de turismo (en el centro siempre habrá una) que te ayudarán a trazar una ruta de los principales atractivos e incluso a conocer un poco de la historia de cada uno.
¿Día de lluvia? En esta época podemos sentirnos un poco decepcionados de que la lluvia venga a empañar nuestros planes de paseíto vacacional. ¡No te preocupes!, en estos casos hay una gran opción para conocer y mantenernos secos: visita museos.
En todas las ciudades hay exposiciones temporales o permanentes que nos enseñarán el lugar donde nos encontremos, nos divertiremos y seguramente aprenderemos de alguna corriente, personaje o época específica, ¡vivan los museos! Si eres estudiante, en las entradas tendrás un buen descuento al enseñar tu credencial vigente, ¡así que no la olvides!
Lo que no debe faltar:
-Identificación y datos de contacto en caso de encontrarte en aprietos. También déjale tu itinerario a alguien cercano. Más vale prevenir.
-Cámara fotográfica con una buena memoria o un usb y el cable para bajar las fotos y guardarlas en caso de que se llene (¡nada de borrar fotografías!). Renta una compu en un cibercafé y ahí puedes vaciar tu memoria.
-Toalla, peine, cepillo de dientes y chanclas para baño. Nada bromoso (lo pongo en la lista porque yo casi siempre los olvido. Lo sé, soy terrible). Si te vas a quedar en casa de alguien conocido, pregúntales si pueden prestarte una toalla: más espacio para los suvenirs.
-Botiquín básico: pastilla para el dolor de cabeza, pastilla para la indigestión y curitas.
-Lentes de sol y protector solar. Sobre todo si vamos a estar en la intemperie.
-Paraguas. Yo soy una loca obsesiva que se acostumbró a traer uno pequeñito en la bolsa cuando vivía en la ciudad donde siempre llueve. Por eso creo que siempre viene bien.
-Shampoo y jabón, en caso de que no haya en donde vayas. Yo acostumbro guardar las muestritas que vienen en las revistas o que te dan afuera del metro para este tipo de ocasiones. O bien, puedes vaciar un poco en botecitos (también de muestritas… ¿hay un patrón aquí?)
-Dinero. Distribúyelo en paquetitos e incluso en distintos lugares de tu equipaje. Si puedes, lleva también una tarjeta de débito/crédito para sacar del cajero o, mejor aún, para pagar con ella en los sitios que así lo permitan (y no te gastas tu efectivo)
Si algo te hace falta, no te angusties, ¡no vas al polo norte!, siempre habrá una tiendita de la esquina para emergencias.
¡Acuérdate que lo más importante es llevar ac-ti-tud! Relájate y no trates de controlarlo todo: ¡quizás en las peripecias inesperadas estarán los mejores recuerdos de esos viajes!

Texto publicado en Chip's porque Lata fue la invitada del mes.

Y sí, soy mexicana

jueves, 26 de agosto de 2010

Más allá de los publicistas poco atinados que dirigen una campaña de Conciencia Social, a mí me apena ver tanta gente que sataniza a una persona por vivir fuera del país. Sí, quizá no están predicando con el ejemplo (como se supone hacen los nominados a la iniciativa que representan –lo cual hace que la elección de los voceros sea errónea-) pero de eso a que "ya no sean mexicanos"…

Vivir fuera de México te da una perspectiva muy particular. O bueno, a mí me la dio. Desde lejos las cosas se ven más claras o más rosas, dependerá de la formación, la conciencia y hasta la educación de cada persona: "No hay nada como mi tierra" (aunque se estaban muriendo de hambre), "México es una mierda" (aunque vivan como reyes mantenidos por sus padres mexicanos, comiendo con dinero mexicano y hablando con acento… ¿cuál creen?, mexicano), "Veo todos los errores en los que caemos y podemos aprender a., b., c.,"…

Cada uno es libre de expresar su sentir y pensar. Pero para mí el estar lejos no te hace menos mexicano.

Entonces, ¿qué es ser mexicano?

Me encantaría que me ayudaran a llenar una lista de todo lo que te gusta de ser mexicano, por ejemplo:

A mí me encanta de ser mexicana que muchos extranjeros piensan que somos exóticos y que el cabello oscuro se ve realmente lindo.
Que la familia es un concepto que se vive día a día como una realidad tangible.
Que hablamos español y el español es utilísimo.
Que tenemos libertad para expresarnos de muchísimas formas.
Que tenemos pan dulce para la merienda.
Que existen los uchepos y los tacos, ¡yeiiii!
Que somos alegres y dicharacheros.
Que estamos en un continente hermoso y con una tradición milenaria día a día explorada.
Que el invierno es muy agradable en casi todo el territorio y que el calor de la primavera y el verano se puede soportar en una hamaca y con ventilador en la cara.
Que el mar, la montaña y la ciudad colonial se pueden llevar rebien.
Que tenemos tantas zonas lingüísticas y modismos como platillos típicos.
La comida.
Las bebidas.
¡Los dulces!
Las fiestas.
La música.
Lo cursi de las fiestas patrias.
Los Reyes Magos.
Chabelo, Burbujas, XEtú y hasta Papá Soltero.
El futbol (que no entiendo ni le voy a nadie… bueno, un poquito a los Monarcas).
Los amigos.
La luz.
Las leyendas.
Los nombres de los pueblos.
Las posibilidades…
Algunos hombres. Algunas mujeres. Algunos viejos. Algunos jóvenes. Algunos niños.
El arte.
La artesanía.
Los sonidos.
Los morelianos, los chilangos, los chihuahuenses, los oaxaqueños, los chiapanecos... (*inserte cada gentilicio que se le pueda ocurrir*)
Tu voz.
Que cuando queremos, lo logramos (aunque casi nunca queramos…)

Gente como tú y como yo a los que nos entristece lo que sucede pero que no por eso dejamos de creer y trabajar por tener algo mejor.


Y para ti, ¿qué es lo bueno de ser mexicano?

Un mercado muy mexicano

miércoles, 28 de julio de 2010


Deténganse antes de pensar en que les estoy hablando de la Bolsa Mexicana de Valores… ¡no! Hablo de un lugar mágico, colorido, IN-DIS-PEN-SA-BLE y delicioso para todo mexicano que se digne de tener bien puestas sus raíces (o haber nacido al menos en los 70's): los mercados.
Cada país tendrá su forma de abasto, pero en nuestro país existe un lugar en donde se puede encontrar de casi todo, desde la fruta de las semana, hasta los mejores remedios para el mal de amores y le última película en cartelera de Estados Unidos (con subtítulos en taiwanés, por supuesto).


Tengo que confesar que antes de vivir en mi actual casa no los frecuentaba mucho, siempre estaba la cadena transnacional que me proveía de todo lo necesario para cocinar en la semana. Pero de un par de años para acá he descubierto que no hay como ir a comprar al mercado. Y no sólo hablo de la materia prima para preparar los sagrados alimentos, ahí también puedes consumir comida recién preparada, además de que la experiencia de mercadito es única.
Ya habíamos hablado de cómo en Oaxaca es indispensable comer en el mercado del centro, no habrá pierde si visitan una ciudad nueva.
No tengan miedo, consuman los alimentos que se preparan ahí, es muy probable que sean súper frescos, incluso en algunos hasta matan a los pollos ahí (aunque suene cruel… ¿alguien cree que el pollo de sus platos nació muerto?).
Más allá del sabor, también está la calidad de los productos: en alguno de los puesto encontrarán justo lo que buscan y en su punto exacto. Si van a comprar fruta y verdura, díganle al señor/señora que los atiende para cuándo lo quieren… no al señor sino a la comida. Es decir: "Me da un melón para el miércoles". Ellos son expertos en calar la fruta, así que sabrán cuál estará madura (en su punto) el día que la quieren.
No te pierdas: los mercados municipales generalmente están bien surtidos, busca el más cercano a donde te ubicas. En la Ciudad de México hay mercados de barrio (bueno, de colonia), que son de las delegaciones. Los más famosos son La Merced y Jamaica.
Y si hablamos de precios también verán que vale la pena invertir en el mercado: flores, regalos, trastos, papelería, hierbas medicinales, abarrotes, especies, peluquería, ferretería, zapatos, chácharas (la famosa fayuca), postres, guitarristas, mandiles, maquillaje, perros de pueblo, carnitas estilo Michoacán, paletería La Michoacana, reparadores de calzado, señor hacellaves… ¡todo en un mismo lugar!
Así que si estás de visita en México o pisas una ciudad por vez primera, no te pierdas este colorido y básico lugar de la vida del mexicano, ¡vale la pena!

Rutas de México

miércoles, 30 de junio de 2010


Recorrer nuestro país puede tomarnos mucho tiempo; además, hay veces que no tenemos ni idea de por dónde empezar o qué ver. Por esta razón nace la iniciativa "Rutas de México", que, ofrece una manera de visitar y conocer rincones de forma ordenada y temática.


Les dejo la información que ofrece la Secretaría de Turismo, la verdad es que suena estupendo:


"Las Rutas Turísticas de México presentan al viajero recorridos por el territorio nacional que hacen patente su riqueza natural, arquitectónica, histórica y cultural. Ofrecen una forma distinta de viajar y promueven el desarrollo turístico del país en todas sus vertientes.

Las 10 rutas incluyen los 32 estados de la república y pasan por destinos de gran interés. Cada recorrido plantea experiencias diversas: gastronomía, ecoturismo, aventura, deportes extremos, arte popular, sol y playa, y mucho más. Y aunque no son exhaustivas, pues viajar por México ofrece experiencias inagotables, quienes se aventuren a seguirlas quedarán contentos y con ganas de más. 



La cultura del vino y el acuario del mundo
Descubra increíbles lugares llenos de vida, sol y mar, en donde podrás disfrutar los mejores vinos de México y espectaculares paisajes que van desde el inhóspito desierto, hasta las imponentes montañas, además de decenas de y actividades...

Los Tarahumaras milenarios
Una experiencia única y rica en paisajes, magia y color. La ruta se extiende por el majestuoso cañón de las Barrancas del Cobre y cubre desde el puerto sinaloense de Mazatlán, siguiendo a Los Mochis, para recorrer la extensa Sierra Tarahumara... 


La magia de las tradiciones y la naturaleza
Conoce toda la riqueza cultural y el patrimonio histórico de la región purépecha que da a conocer las tradiciones y el privilegiado entorno natural de una de las regiones más hermosas, fecundas y llenas de historia, arte y cultura... 


La cuna de la historia y el romanticismo
Disfruta de un apasionante viaje histórico, descubriendo algunos de los destinos de la independencia de México que nos llevan al Pacífico mexicano, en donde el sol, la arena y el mar, subrayan la belleza de este país con su magia y colorido... 


El arte del tequila y la música bajo el sol
Los orígenes del tequila se remontan a la época prehispánica, cuando las bebidas fermentadas de agave eran consumidas por los líderes y sacerdotes aztecas. Este recorrido nos muestra la mejor manera de combinar tradiciones, cultura y mucha diversión...

Las bellezas Huastecas
Explora la Huasteca sus bellezas naturales, zonas arqueológicas, cultura y una inigualable gastronomía.  Descubre la Huasteca Veracruzana, Huasteca Potosina y la Huasteca Tamaulipeca... 


Los mil sabores del mole
Saborea los aromas y colores del mole uno de los platillos más representativos de la cocina mexicana. El origen del mole se pierde en las leyendas y da inspiración de este recorrido tan especial que lo llevará por algunos de los rincones más ricos en cultura y tradiciones... 


El misterio y el origen de los Mayas
Descubre el pasado apasionante que nos llevará a vivir una experiencia que cambiará su vida, pues la cultura y el color que llenan el Mundo Maya se quedarán con usted por siempre en su memoria... 


Una experiencia virreinal
Vive un recorrido lleno de cultura entre cantera rosa y románticas calles empedradas, grabe en su memoria las coloridas costumbres. Esta ruta te invita a recorrer pasajes épicos colmados de historia, combinado con aventura y mucha adrenalina de intrépidos deportes extremos... 


Encuentro fascinante entre la historia y la modernidad
Asómbrate con una interesante fusión entre lo rural y lo moderno, una mezcla de actividades milenarias como la agricultura y las grandes industrias. A través de esta ruta podrás conocer la historia de los lugares más representativos de cada estado, así como la singular belleza natural, zonas desérticas, mar y hermosos paisajes..."


Yo ya me estoy animando a algunas rutas, ¿qué dicen?, ¿se lanzan?


Vayan a la página de Visit Mexico. Para obtener más información, ¡y ahorita es temporada de outlets, estén al pendiente de las aerolíneas, tienen grandes promociones!

Learn how to cook: Buñuelos

jueves, 17 de junio de 2010


Buñuelos or Mexican puffed fritters, typical in my home town: Morelia. 


This is a quite posh version of Buñuelos, you can find all the ingredients everywhere. It is, actually, taken from an English Recipe Book (Mexican Cousine, of course), this is important to be said, because sometimes we translate the recipes exactly but we face one problem: we can´t find those fancy exotic ingredients so popular in Mexican markets. No worries, if you live in England, in the USA, Ireland, Scotland or Australia (or... wherever) you will be able to find everything in the supermarket around the corner.

So... let's begin! Let's be Mexicans tonight!

What you need:
250 grs plain flour

1 teaspoon baking powder

Pinch of salt

I tbsp sugar

1 egg well beaten

2 tbsp melted lard

125 ml milk

Oil

For the syrup:

350 ml of water

4 tbsp sherry

125 g dark sugar

½ cinnamon stick 


Let's cook!
Sift the flour, baking powder and salt into a large mixing bowl. Stir in the sugar and mix in the beaten egg, fat and enough milk to form a soft but not too sticky dough.

Divide the dough into 8-12 pieces with floured hands (v. important), shape each one into a ball, cover with cling film and leave 30 minutes.

Shape into flat cakes and make a shallow depression in the centre of each one.

Heat oil and deep fry the cakes a few at a time until golden brown and puffy.

Drain.

Meanwhile, put all the syrup ingredients to the boil, stirring. Simmer for 20-30 mins. Discard the cinnamon stick and serve the syrup with the buñuelo.

Taraaaaan... READY!!!

Don't they sound yumiie?

Serve with a big glass of milk for supper.

 
¡Buen provecho!


Guacamole bien mexicano

jueves, 29 de abril de 2010

Una de las recetas mexicanas más famosas en el mundo es el guacamole, en sus múltiples versiones. ¿A qué me refiero con esto? Pues que algunos amigos extranjeros me han preguntado que si se le pone crema, que si frijoles (¿¿¿???) y demás chuladas que no sé de dónde salieron.
Entonces les quiero pasar en cortito la forma en que yo preparo el guacamole y no es por nada, pero me queda de rechupete.
Un guacamole latoso 

Ingredientes para un aguacate. Alcanza para dos tragones o para tres moderados. O uno muy hambriento.




1 aguacate “para hoy”, suavecito. No tanto como para que se marquen tus dedos, pero lo suficiente como para decir: ¡este es el bueno!
Un puño grande de cilantro, finalmente picado (y bien lavado).
Un jitomate.
Un chile verde picado. O más, si le guste que pique mucho. Un tip: el chile verde pica menos si se le quita las semillas y las venitas.
Un limón con mucho jugo o dos. Debe de tener mucho jugo.
Sal al gusto (bastante)
Cebolla finamente picada, al gusto (yo esto lo omito, porque no me gusta la cebolla cruda).
Lo primero es sacar todo el aguacate y, con un tenedor, hacerlo puré. Es muy útil ponerle el jugo antes, se facilita el proceso.
Revolver los ingredientes.
¡Listoooo!
Es delicioso en taquitos con tortillas de maíz o en tostada.
O a cucharadas. ¡Que lo disfruten!

NOTA INTERNACIONAL:

Para los mexicanos esto es un limón:

#yosíhagoporMéxico

jueves, 25 de marzo de 2010


¿Alguna vez se han sentido orgullosos de ser mexicanos?

¿Alguna vez han sentido tanta negatividad que quieres sacudirla con “positividad”?

Pues yo sí… ambas. Justo anoche, en el Twitter, la gente llenó mi TL de negatividad, como muchas veces, se enfocaban en lo negativo y no en lo positivo. Pues bien, yo propongo cambiar ese switch y utilizar un hashtag positivo: #yosíhagoporMéxico.

El chiste es aportar, enfocarnos en lo positivo que tenemos y hacemos en este país, justo lo que se pretende transmitir en México Rocks.

No sé si les ha pasado: cuando andas de viaje por un tiempito o vives en otro país aprendes a verte y a ver a México de forma más objetiva. Valoras lo bueno y criticas lo malo. Pero siempre hay un sentimiento de añoranza, o bueno, casi siempre. Dicen que la tierra llama y creo que es muy cierto.

Cuando yo volví a México tenía muchas esperanzas de un futuro brillante para mí aquí. No ha sido fácil, tampoco voy a presumir; pero estoy convencida de que podemos dejar de ser un país adolescente y convertirnos en uno adulto, en donde todos nos responsabilizamos y dejamos de culpar a los demás.
Por eso, hay que vernos a nosotros mismos en lugar de apuntar al otro.

Los invito a construir un país adulto, #yosíhagoporMéxico, compartan con nosotros lo que hacen, lo que son y lo que vale la pena difundir.

Un poco de inspiración:



México en tus sentidos

miércoles, 17 de marzo de 2010


Desde que recuerdo el Zócalo de la Ciudad de México ha sido escenario de manifestaciones artísticas multitudinarias: las organizadas en museos enormes, la presencia de danzantes clandestinos, los conciertos masivos, mimos, estatuas vivientes o el infaltable organillero. El Zócalo es un lugar lleno de vida, de energía especial; de encuentros y de alianzas.

En ese mismo cuadro vemos los poderes ejecutivo del país, de la ciudad, de la Iglesia Católica mexicana y hasta de la fuerza de trabajo desempleada (en las rejas de la Catedral) ¿más bizarro?
Así que ver una estructura extraña, que se supone hace homenaje a algunos edificios precolombinos,  en plena plaza no rompe el esquema del visitante habitual aunque sí le pica la venita de la curiosidad. 

Un letrero enorme nos invita a pasar, "México en tus sentidos", dice. Al entrar, se siente en los pies el calor del chapopote. Ojos, muchos ojos mezclados con espejos nos dan la bienvenida: nos vemos, te vemos y tú mismo te ves; es el encuentro con lo mexicano y contigo mismo. Un par de indígenas tarahumaras te invitan a jugar, has venido a un sitio en donde todo y nada es en serio. El olor a copal nos sumerge en esa mística del Zócalo; mística de fotografía de souvenir, de concheros del siglo XXI, de turistas en jeans que danzan alrededor del humo de los supuestos chamanes. Pero los amantes de los aromas sabemos que el incienso purifica y que los sentidos del tacto (por medio del piso) y del olfato están cubiertos. ¿El del oído? Tambores, instrumentos de viento, naturaleza y modernidad recrean una vez más la mística de nuestro país.

¿La vista? La vista puede sentirse de repente abrumada, sobre todo en la segunda gigantografía: un pie lleno de texturas, de experiencia, de color, de vida. Nuestros ojos se encuentran con imágenes conocidas; las hemos visto en los mercados y en los anuncios de televisión; en la calle, en la esquina y en los folletos de la agencia de viajes. Nuestra mente va encontrando una estructura: fiestas y tradiciones, rituales, paisajes, lugares de la cotidianidad y el ciclo de la vida; en pantallas, en impresos, en video y hasta en lo que juramos es lienzo casi transparente.

La exposición "México en tus sentidos", del artista –según muchos- y empresario –según él- mexicano Willy Sousa nos muestra imágenes lindas de nuestro país. Y es importante recalcar el término lindas, ya que si lo que se busca es fotoperiodismo este es el lugar equivocado. Aquí uno viene a sentirse cursimente orgulloso de ser mexicano, de llamarse María, Lupita, Rosa, Juan, Carlos y hasta Samantha; de tener tonito norteño, yucateco o moreliano, de que la dieta diaria incluya una "queca", un sope, un jugo fresco, guacamole (como se hace realmente), chiles, tortillas, mole, tamales, verduras, pastas y hasta pan gourmet; de beber coca cola y mezcal, vino tinto importado y agüita de tamarindo. Porque eso somos, somos la quinceañera y la pose para la foto, somos el salto de cuerda, la niña jugando al avioncito, el Día de Muertos, los voladores de Papantla, el cielo azul y la contaminación del Distrito Federal. Somos pose y naturales, falsos y verdaderos, pequeños y gigantes.

Quien no reconozca al señor de las gelatinas de rompope, a los churros con chocolate, a las escalofriantes figuras de Cristo crucificado, al sombrero de charro (aunque sea puesto en feria y para la foto de relajo) es que de verdad no ha viajado por México, no se ha dado la oportunidad de conocer el folklor y todo eso que sólo se ve, se escucha, se prueba, se toca, se huele en este hermoso país. 

Es cierto, las imágenes de Willy quizás no sean las más majestuosas, las más realistas pero no por eso dejan de ser reales, no por eso no disfrutamos a los niños sucios de algodón de azúcar, al chivito mirando a la cámara, a la niña trenzuda de ojos enormes y a la bigotona de la pantalla. 

Pronto se pasan las salas y nos quedamos con ganas de más. Pondrán 40 o 50 fotografías más en las próximas semanas, así que habrá que darse otra vuelta. Mientras, yo sí me quedo con el video final que nos muestra a ritmo de sonido nmilsouround imágenes de nuestro país: teatrales, cuidadas, bien iluminadas, retocadas, naturales, con grano, digitales, sin título, con nombres, que nos invitan a enamorarnos desde Baja hasta Yucatán. 

El único sentido que me faltó fue el gusto. No estaría mal que pusieran un puesto de pan dulce, buñuelos, chocolate en agua, ates o elotes con crema y chilito piquín. Así, todos nuestros sentidos estarían realmente cubiertos; México estaría realmente en nuestros sentidos … ¡y cómo no! En el Zócalo esto, justo esto, sucede todos los días. Y en México también. 



Trabajo de Willy de 2009

 

Brief story of Yaxchilan, Chiapas

domingo, 28 de febrero de 2010

By: Laura Sainz



The weather, quite unstable, clouded, and suddenly, the sun rose bright, drove away the clouds, but didn’t so with the wind, this was blowing briskly, as wishing to take you with it to anywhere; as the boat was advancing on the Usumacinta River, water from two nationalities surround me: Mexican and Guatemalan.

It is strange to sail on the border of the own country, you really wonder if such a division exists because the earth seems to be the same, trees, plants, animals and their sounds do not know about nationalities, no matter where they grow, while the weather feel them, they live there.



The trip takes approximately forty minutes on each route, back and forth, it is hard not to get lost along the way, certainly not with the complexity of the road, but because of the endless green of both: river and vegetation, one becomes part of that verdant landscape, and among the growth of the jungle, you keep on waiting for a glimpse of some pyramid or any part thereof, that becomes impossible until a few minutes before arriving at the archaeological destination: Yaxchilan.



The boat stops, Mr. boatman, who knows plenty his waters, parks. If you look carefully along the river, you realize that is very wet, due to past rains is slippery and deceptive, you have to trust the tennis’s soles and the body's reflexes to avoid slipping out of control. The same applies to the steep climb that leads to the exotic and ancient city of warm-humid climate, this ramp appears to have been planned with not much calculation, the elderly may have trouble climbing it, because it is concrete covered with the earth we have been carying in our shoes. The best and most recommended way to climb is clinging tightly to the railing.



The disadvantages are just that, difficulties are worth. The entrance announces the beauty of the place; by breathing, the body begins to feel the warm air penetrating the lungs, the strange trunk trees that are getting very usual, because Chiapas possesses them in abundance, they stand in the path that ends on the arrival at one of the buildings, which embraces you in damp caves, decorated inside with mold. The white stone Mayan Palaces has ceased to be what they were.



Yaxchilan, with its 'Great Acropolis' and its 'Grand Plaza', is a wonderful place, at first almost unbelievable. The stones who keep many secrets -not only the Mayan ones, but those of us-, imposed for its wisdom, you feel tiny compared, because whatever thought or adjective you may impose them, they flaunted it from ages before.



This place’s silence is only broken by the howls of the monkey, at first sounds alien to the unaccustomed ear, is frightening; the ignorance of its fauna makes you imagine large animals and perhaps, unfriendly too, until suddenly, what was said by the tourist guide is remembered, then those dolls come to your head, the ones sold by the Mayan women dressed with detailed costumes. Those monkey dolls, still being so ugly -probably for that very reason-, can not be avoid, I felt so into them and bought one.



After seeing me surrounded by buildings that are guarding the time, as if it was the only way to stay alive; the lens of my camera does not seem to do them justice, if I photograph one, the rest are left out, but not even my sight can cover them all.

I decide to go to the heights, it's early, but by taking all sweaters off, it is a better approach to scale, of course, there is no cell signal, and I think that if a jaguar introduction occurred on the heights of the pyramid, I wouldn’t have any way to defend myself, nothing to do, but beg for the mercy and benevolence of a feline who has been elevated to the rank of a God, then perhaps, at the time to face it, would come to me the understanding why the Mayan people worshiped them so much.



I climb the wet steep stairs from one of the pyramids, the goal is not only reach the top, but also, avoid the sun’ rays which obstruct the view; then I face them and the picture changes, my brain seems to have understood the reasons why Yaxchilan is a privileged zone: it has it all. All you need to boast a life surrounded by natural forest on the banks of a river, laden with life, and therefore, enjoyment.



I, decide to express my respect with a sigh, and immortalized the place in my memories and in my soul.

Relato breve de Yaxchilán, Chiapas

viernes, 12 de febrero de 2010


Por: Laura Sainz

El clima, bastante inestable; se nublaba, y de repente, el sol aparecía resplandeciente, ahuyentaba las nubes, pero no hacía lo mismo con el viento, éste soplaba con energía, como si quisiera llevarnos en su viaje hacía ningún lado. Mientras la lancha avanzaba sobre el río Usumacinta, sólo me rodeaba agua de dos nacionalidades: mexicana y guatemalteca.

Es extraño navegar al borde de tu país, en realidad te preguntas si tal división existe, porque la tierra parece ser la misma, los árboles, las plantas, los animales y sus sonidos no conocen nacionalidad, ellos crecen sin importarles dónde, mientras el clima les siente, ahí ellos habitan.

El viaje dura aproximadamente cuarenta minutos por cada recorrido: de ida y de regreso, es difícil no perderse en el trayecto, ciertamente no por lo complicado del camino, sino por el interminable verde, tanto del agua del río, como de la vegetación; uno mismo se hace parte de aquél frondoso panorama y entre lo crecido de la selva, esperas vislumbrar alguna pirámide o parte de ella, cosa que se torna imposible, hasta pocos minutos antes de llegar a la zona arqueológica destino: Yaxchilán


La embarcación se detiene, el señor lanchero, quien conoce de sobra sus aguas, se estaciona. Si se observa con atención la orilla del río te das cuenta que está muy húmeda, debido a las pasadas lluvias es resbalosa y engañosa, hay que confiar en las suelas de los tenis y en los reflejos del cuerpo para evitar deslizarse sin control. Lo mismo sucede con la empinada subida, la que guía a la exótica y ancestral ciudad de clima cálido-húmedo; la rampa no parece haber sido planeada con mucho cálculo, las personas mayores pueden tener problema al escalarla porque es de cemento, cubierta de la tierra que llevamos los andantes en nuestros zapatos. Lo mejor y más recomendable es subir con cautela y asirse con fuerza del pasamanos.

Este es el único inconveniente, definitivamente la espera vale la pena, la entrada anuncia la belleza del lugar, el cuerpo comienza a sentir el penetrante y tibio aire que respiran los pulmones, los árboles de extraño tronco que se van haciendo tan cotidianos, porque Chiapas los posee en abundancia, se atraviesan en la vereda que termina al llegar a una de las construcciones, la cual te abraza en húmedas cuevas decoradas en su interior con el moho; la piedra blanca característica de las edificaciones mayas, ha dejado de serlo. 


Yaxchilán, con su ‘Gran Acrópolis’ y su ‘Gran Plaza’, es un maravilloso lugar, al principio casi increíble. Las piedras quienes guardan innumerables secretos, no sólo de los mayas, sino de quienes hemos estado ahí, imponen por su sabiduría, uno se siente minúsculo ante ellas, pues cualquier cosa que pienses o calificativo que les entregues, ellas ya lo ostentan con anterioridad.

El silencio del lugar sólo se ve roto por los aullidos del mono, al principio suena tan ajeno para el oído desacostumbrado, asustado; la ignorancia acerca de la fauna del lugar te hace pensar en animales grandes y quizás poco amigables, hasta que repentinamente recuerdas lo dicho por el guía, entonces se remiten aquellos muñecos que venden las mujeres mayas de atuendos minuciosos, que aún siendo tan feos -probablemente por eso mismo-, no puede evitar verme atraída a ellos y adquirir uno.

Tras verme rodeada de edificios que van resguardando el tiempo, como si fuera la única manera de mantenerse con vida, el lente de mi cámara no parece hacerles justicia, si fotografío uno los demás se quedan fuera, pero ni la mirada misma los abarcaría a todos. 

Decido ir a las alturas, es temprano, pero quitarse cuanto suéter puede estorbar es un mejor método para escalar, por supuesto no hay señal de celular, y pienso que si a un jaguar se le ocurriera encontrarme en las alturas de aquella pirámide, no habría nada que hacer para defenderme, sólo pugnar por su misericordia, la benevolencia de un felino quien ha sido elevado al rango de un Dios, entonces quizás, en aquél momento de enfrentarlo, comprendería por qué los Mayas lo adoraban.  



Subo las empinadas escaleras húmedas de una de las pirámides, la meta no es sólo llegar a ella, sino evadir los rayos del sol que obstruyen la vista; pero en ese momento lo miro de frente y el panorama cambia, parece he comprendido la razón de lo privilegiado de Yaxchilán: todo lo tiene, lo necesario para ostentar una vida rodeado de natural selva, a la orilla de un río cargado de vida y con ella de goce.

Yo, manifiesto mi respeto con un suspiro, e inmortalizo el lugar en mi alma y mis recuerdos.
  

¿Se te antoja una concha de chocolate?

sábado, 23 de enero de 2010

Conchas



Antes de que empiecen de mal pensados, quiero que vean esta foto de arriba: eso es una concha. Hoy, compartimos una receta del buen Ben, algo muy típico para la merienda de hogar mexicano.

¿Crees que es imposible de realizar? ¡Sólo sigue las instrucciones y cuentanos cómo te fue! Les dejo a Ben:

A los mexicanos nos encantan los panes dulces. Una taza de café acompañada con una pieza de pan dulce por las mañanas es casi una institución en nuestro país. En la monstruosa ciudad de México hay panaderías por doquier. Recuredo que cerca del restaurante de mis padres había tres panaderías en un radio de 1 kilometro. La que se encontraba a un lado del restaurante era propiedad de un español que llegó a México en los tiempos de Franco . Lo recuerdo vívidamente porque el tío me atemorizaba. Era un hombre muy grande (o quizá así yo lo veía a esa tierna edad) con una voz de trueno y un genio de los mil demonios, pero el pan que preparaba era siempre de la mejor calidad.

La historia de esa panadería resume la historia del arte de la panadería mexicana. Durante siglos ha sido moldeada con contribuciones de muchas culturas, española, francesa, del medio oriente y hasta china. Hoy (de acuerdo a Jane Milton, quien escribió el libro de recetas Mexican Cooking, The Authentic Taste of Mexico), las panaderías mexicanas se pueden comparar con cualquier europea. Yo nunca he visitado Europa así que no puedo compararlas, pero lo que sí puedo decir es que las panaderías mexicanas, fila tras fila, están llenas de deliciosos panes que son un paraíso para un amante del pan como yo.

Conchas
Lo que más me gusta del pan mexicano son sus nombres, tenemos besos, calzones, cuernos, trenzas, corbatas, pellizcadas, mufins (una reciente introducción del vecino del norte) entro muchos otros. Pero quizá el más popular de todos son las Conchas, un pan redondo con una cubierta de azúcar que por su forma se parecen a las conchas marinas. Cuando preparé champurrado la semana pasada se me antojaron unas conchas por lo que hice una búsqueda en Google y encontré esta receta.

Yo sólo hice la mitad y me salieron 6 panes, muy ricos por cierto. Para la cubierta añadí 1 cucharada de cocoa en polvo para hacerla de chocolate y un poco de canela molida para darle un poco de consquilleo a la lengua. En esa receta se les olvidó mencionar a cuántos grados y por cu+anto tiempo se hornea, así que yo lo hornee a 200° C durante 30 minutos. Sólo tienes que mantener un ojo en el horno para cuidar que no se queme. Y después sólo te queda disfrutarlo con una taza de chocolate caliente o café.


Conchas
¡Buen provecho!

Los secretos sin tiempo de Baja California Sur

martes, 19 de enero de 2010

Pinturas Rupestres de la Sierra de San Francisco, BCS


Por: Real-X

¿Qué es lo que se siente perderse en el tiempo y el espacio? Estar en un lugar donde se pierde por completo la relación del tiempo de la manera en la que los humanos hemos aprendido a medirlo. Un lugar donde hace mucho a alguien se lo olvidó darle cuerda al viejo reloj de pared; donde la majestuosidad de la naturaleza se conjunta con la belleza que es capaz el hombre de hacer, eso es lo que se siente viajar por esta región del noroeste del país.




En la península de Baja California Sur, cerca del pueblo y la misión de San Ignacio se eleva la Sierra de San Francisco en donde hace más de 1500 años atrás sus moradores quisieron dejar un apunte de su visión de la vida al pasar por esta región. Pero para poder hacer contacto con este pueblo milenario es necesario solicitar un permiso ante el Instituto Nacional de Antropología e Historia, INAH, en cualquiera de sus oficinas de BCS. Posteriormente es necesario contratar los servicios de un guía que nos va a llevar por caminos inhóspitos



Mi viaje comenzó en la oficina del INAH en San Ignacio, BCS, donde se encuentra una de las misiones que vinieron a construir los Jesuitas por toda la península. (En alguna otra ocasión haré esa ruta).

Ahí mismo anduve unos cuantos kilómetros los viejos caminos que usaban los antiguos peregrinos religiosos para llegar a cada uno de sus puestos oratorios, respirando el aire místico de aquellos tiempo agrestes. Una vez pagados los permisos y arreglado lo del guía, me dirigí a la carretera transpeninsular para poder agarrar “raite”, como le dicen por allá, para que me lleve a la desviación que me llevaría a mi contacto con mi guía, al poblado de Santa Marta, al cual llegué después de una caminata a través de territorio árido de 33 kms, con mochila al hombro que prácticamente estaba copada por garrafones de agua, muchas frutas secas, barras de granola, chocolates y nueces, mudas de ropa interior para todo el viaje, la tienda de acampar y bolsa de dormir, sombrero de ala ancha para protegerme del inclemente sol del desierto y un bastón para caminar.


Como no logré salir a tiempo de San Ignacio y me sorprendió la penumbra a medio camino, llegué a una ranchería donde muy amablemente me dejaron acampar y hasta me compartieron de su cena, frijoles y queso de cabra, yo les compartí de algunas nueces de la india y orejones que llevaba. Me prestaron una colchoneta para mitigar un poco el rocoso terreno que poseían y dónde había asentado la tienda de acampar.

Al día siguiente muy temprano levanté el campamento improvisado y me dirigí ahora sí al pueblo de Santa Marta. En este trayecto de caminata descubrí lo que en verdad significa encontrar el último refresco de cola frío en el desierto. Me dieron un aventón de unos 7 kms en donde me regalaron tal refresco que venía helado gracias a una hielera que traía en la camioneta y yo ya estaba harto de tomar “té” de los garrafones calentados por el sol que llevaba a mis espaldas, de verdad que aprecié ese helado invento del hombre blanco como nunca antes lo había hecho.

Después de una parada momentánea para recoger un revolver que el conductor había escondido en alguna parte del desierto para “espantar” a los “leones”, seguramente pumas, que atacaban a su ganado caprino llegamos a mi destino intermedio.




Una vez localizado al contacto del INAH en el lugar conocí a mi guía Manuel Ojeda Arce y una vez arreglado el asunto de las comidas, en donde cada uno iba a llevar sus propios alimentos y se le pagaría un extra por esto mismo (la otra opción es que uno lleve también alimentos para el guía, pero creo que me iba a mentar la madre si le ofrecía nueces y barritas de granola durante 5 días que duraría mi internamiento al cañón).  En cuanto al trasporte está la opción de rentar mulas, tanto para montar como para llevar el equipaje, pero como desde un inicio este iba a ser un viaje de autodescubrimiento y medición de mi fortaleza interna y resistencia física.

Estaba decidido que yo me lo iba a echar todo el camino caminando y con la mochila a cuestas, unos 30 kg aproximadamente. Emprendimos el camino hacia el Cañón de Santa Teresa donde se encuentran la mayor cantidad de cuevas pintadas de la región.




El camino al Cañón de Santa Teresa también tuvo su magia y belleza, ya que llega un momento dado en el que si uno llega a lo mas alto de la sierra puede ver de un lado el Mar de Cortés y del otro el Océano Pacífico dándole la magnitud de la anchura de la península de Baja California. Fuera del típico paisaje de desierto de allá, con biznagas, cactos con su pitahayas, órganos y algunos arbustos de hojas pequeñas no encontramos realmente fauna, ni borrego, venado, ni los famosos leones. Aunque para la persona que le gusta el paisaje desértico y montañoso todo aquello le presentaba una hermosa postal digna de acabarse un rollo de película en esa entonces o toda la capacidad de la tarjeta de memoria de ahora.



Durante el trayecto le pedí a mi guía algunas cuestiones prácticas de cómo sobrevivir en el desierto, sobre todo de cómo sacar agua de los órganos y cactos, cosa muy útil por si decía tirar mis 20 kilos de agua que traía cargando en la mochila.

En esta caminata me mostró algunas de las primeras pinturas que vi en ese viaje y aunque un poco borrosas representaban figuras humanas y algunos animales, que en su momento no me resultaron tan maravillosas como las había esperado observar desde hace siete años, que había sido la primera vez que pasé por este lugar.




Poco a poco fuimos ascendiendo la sierra hasta que llegamos al Pico del Águila el lugar más álgido de la sierra y de donde se tiene una visión general de toda la majestuosidad de la Reserva del Vizcaíno. Y comenzamos el camino de descenso hacia el Cañón de Santa Teresa donde acamparíamos y de ahí nos iríamos a explorar las distintas cuevas de la región.

Mientras más bajaba uno al cañón y se internaba en sus elevadas paredes el paisaje desértico árido se iba entremezclando con un paisaje desértico pero de los que se alcanzan a observar alrededor de los oasis y poco a poco el oído nos mostró el motivo de esta transición al percibir leves sonidos de agua corriente, sí abajo en le fondo del cañón corría un riachuelo que en época de lluvias se convierte en un importante río. Fue un viaje de un día para poder llegar el cañón donde acampamos pero al fin pudimos poner el campamento y descansar de la larga caminata, al día siguiente escalaríamos los riscos del cañón para poder llegar a La Pintada, la principal cueva de la región por su extensión, aproximadamente 150 mts de paredes pintadas.



Por fin al amanecer y después del desayuno emprendimos el camino hacia La Pintada, que se encuentra a unos 60-80 mts de elevación sobre el fondo del terreno, una pendiente no muy complicada para escalar, pero donde siempre un paso en falso puede provocar una pequeña catástrofe. Antes de comenzar le ascenso descubrimos un pequeño chorro de agua cristalina que brotaba de la pared y decidí probarla, fue el agua más fresca y deliciosa que jamás haya probado, lo que me hizo tirar todo el agua embotellada que llevaba en ese momento para rellenar la botella.




Ya una vez arriba uno no puede mas que dejarse envolver por suntuosidad del lugar... Observar ese espectáculo lo deja a uno sin aliento y sin poder pronunciar palabras que puedas describir tan sensación al echar la cabeza hacia atrás para poder ver las pinturas que se encuentran entre 3 y 8 metros de altura aproximadamente, del piso de la cueva, tratando de imaginarse lo que los antiguos pobladores tuvieron que realizar para poder alcanzar tales alturas, pertenecientes a la familia yumana que hablaban lengua cochimí y que según estudios con radiocarbono poblaron esta región entre 10’000 años A.C. y 1650 D.C., cuando llegaron los misioneros españoles a la zona, aunque algunos investigadores afirman que las primeras pinturas datan de hace unos 4000 años otros estudios con radiocarbono registran que algunas de las más antiguas pinturas alrededor del 1690 A.C.. Hoy en día estas familias están extintas.

Después de varios minutos de muda contemplación de ir y venir a lo largo de la cueva, de tratar de explicarme aquellas siluetas humanas en algunos casos bicolor, los colores predominantes son rojo y negro, con las manos levantadas y decoradas las cabezas con penachos y de distinguir los distintos animales representados, que corresponden tanto a animales terrestres (venados, borregos cimarrón, liebres, serpientes), como marinos (leones marinos, ballenas) o aéreos (águilas y otros depredadores aéreos), saqué mi cámara fotográfica y cuál va siendo la sorpresa de que después de la primera exposición se traba la cámara y deja de funcionar, cabe mencionar que en aquella época una cámara digital era algo todavía muy costoso e inalcanzable para algunos, por lo que yo llevaba una cámara Advantix. Luego de unos instantes de tratar de revivir el aparato, no me quedó más remedio que hacerme a la idea de que todo los registros visuales de mi viaje los llevaría en la memoria y me dispuse a admirar largo rato las pinturas para que se me quedara impresa la imagen en la retina y se conservara en la memoria visual, recostado en el piso de la cueva mantiene un estado de exaltación y tranquilidad, justo al lado de los morteros improvisados para poder pulverizar los elementos para formar los pigmentos que dan vida a tan maravilloso espectáculo.




Afortunadamente después de un rato volví a probar suerte con la cámara y en esta ocasión funcionó pudiendo mantener un archivo fotográfico de las pinturas y así recorrimos distintas cuevas entre ellas Las Flechas y Las Águilas, en donde en la primera la mayoría de los animales tenían flechas atravesando sus cuerpos probablemente realizado como un ritual para poder tener bonanza durante las jornadas de cacería. No hay una teoría que pueda englobar todos los significados que pudieran haber tenido en la antigüedad estas pinturas, pero se cree que hay chamanes y gobernantes representados, no está claro si es su memoria pictográfica o son rituales de prosperidad, lo que sí es que en 1993 la UNESCO las nombró Patrimonio Cultural de la Humanidad.




Para todo el que le guste el ecoturismo, acampar y las carencias de servicios, esta es una maravillosa experiencia que hay que vivir. Lo ideal es organizarse varias personas para poder solventar más fácilmente los gastos, ya que los guías cobran por travesía y no por número de personas, así vaya una o diez. Yo hice este recorrido en 5 días, dos de traslado y tres que nos quedamos acampando en el fondo del cañón, pero pueden ser más o menos días, se pueden decidir qué cuevas visitar, cuales saltarse ya que se han localizado más de trescientos sitios en esta Sierra de San Francisco.



Como última anotación para los que quieran hacer este recorrido les podría recomendar una película de Carlos Bolado llamada Bajo California, el límite del tiempo, donde se pueden dar una idea de lo que este viaje puede significar y representar.